Perras de reserva de Dahlia de la Cerda

Rima un poco el título. En fin. Quiero empezar una serie de reseñas sobre libros de autoras jóvenes, vivas, que están escribiendo ahora mismo. Y esto no es más que el fruto de la necesidad. Me pasa seguido. Busco en internet la reseña de algún libro recientemente publicado, de autores de mi alrededor, no la hay. Sí, ahí están las notas de que lo presentó, sí, ahí están sus redes sociales. Sí, ahí están las reseñas de Goodreads que ayudan mucho para acercarse a la obra, pero falta el juguito de la reseña, del qué se trata, del a ver si me convence. Entonces, por eso ando aquí.

Y decidí comenzar con la reseña de Perras de reserva* de Dahlia de la Cerda, solo porque recién terminé de leerlo en el Club de lectura que coordino #Novelatura: un club de lectura de narrativas (antes leíamos solo novela pero a petición de las lectoras ampliamos los horizontes).
Traigo en mente otras reseñas de otras excelentes autoras vivas que compartiré después.

También quise iniciar esta serie de reseñas con “Perras…” porque, seamos honestos, es clickbait. Lo que dice y escribe Dahlia genera polémica, y este libro no quedó exento.


Recuerdo que hace tiempo un onvre del internet se andaba quejando de que si la autora usaba correctamente o no las palabras coloquiales, que si eran propias de cierta región, no se qué. A ver, amigo, es F I C C I Ó N, entiende. Si hasta el buen Rulfo ya nos dejó claro que el lenguaje de los personajes, por más “realista” que quiera parecer, siempre es una impostura del autor. El lenguaje, el mundo en el que viven, las formas de relacionarse de los personajes, si tiene que responder a algo, es a la lógica interna del texto, papá.


En este sentido, en cuanto a la forma, si a algo es fiel este texto, es a su propia poética, de dónde surgen las historias. En primer lugar, porque los personajes de varios de estos cuentos están vinculados estrechamente. La protagonista del cuento 2 aparece en el 4 como secundaria y en el 6 como circunstancial, por simplificar; aunque en la portada de Sexto Piso se explican las relaciones.

La edición de Sexto Piso


La segunda fidelidad es precisamente el lenguaje; se podría decir que todos los cuentos abrevan del mismo caló, que es una mezcla de lenguaje posmoderno popular de las redes sociales con una tendencia a resaltar las marcas de los productos.

“Era rebonito. Nomás imagínate un chingo de morritos agarrando a plomazos botellas de Buchanan’s y Moët y bailando caballos. Bien a gusto, plebe. De morrito tenía un caballo que se llamaba el Pinto. Me gustaba un chingo montarme en él y cabalgar sierra abajo.”

Yuliana

El tercer rigor de estos cuentos es la narrativa en primera persona. Todos y cada uno de los cuentos están narrados por su protagonista, ya sea que esté viva o muerta y, por supuesto, todas son personajAs protagonistas femeninas. Para las lectoras menos experimentadas esta única voz podría causar alguna confusión, mientras que aquellas con más experiencia comentan que resulta «cansado». Creo que se resuelve dejando pasar un poco de tiempo entre un cuento y otro, para darle chance a la mente de dejar a una personajA en paz y después involucrarse en las aventuras de la siguiente. 😉

¿Cuántas fidelidades voy? Creo que por la cuarta. La última y más poderosa lógica interna de este conjunto de cuentos es, precisamente, la fidelidad entre las mujeres. Así como los personajes se entrelazan, la lectora se dará cuenta de que estas protagonistas podrán odiar, robar, golpear, mandar asesinar, y asesinar en propia mano a quien se cruce en su camino, pero aún se mantiene la culpa y la resistencia si el personaje es una mujer. Por eso, en el cuento que, en mi lectura, me parece el más entrañable, “Que Dios nos perdone”, las hermanas se lamentan haber matado a palos a cierta persona, solo porque descubren que es mujer, si hubiese sido hombre quizá hasta lo celebran.


“La muchacha que se les metió a robar», nos contestó el oficial. Híjole, mijo, se me rompió algo por dentro. Yo jamás pensé que fuera una chamaca, ¡te juro que parecía un cabrón! ”

Que Dios nos perdone

La China accede a ciertas peticiones de Yuliana, solo porque es su “jefA” y por un cariño recién nacido entre ellas. Y Yuliana, a su vez, no se detiene hasta ver satisfecha su venganza por la muerte de su amiga. Si algo se presenta en estos cuentos es la “sororidad”, incluso en los mundos del crimen.


“Se persignó al pronunciar el nombre de Regina. «Patrona —le respondí—, usted sabe que, si me ordena «quiébrate a ese cabrón», yo lo hago nomás porque es una orden de usted, ¿por qué me ofrece tanta cosa?« ”

La China

El conjunto de cuentos de Dahlia de la Cerda en este libro Perras de reserva, es sencillamente poderoso, abrumador, fuerte, demasiado directo. Expone su tesis claramente y la sostiene hasta el final.


Primer cuento, “Perejil y Coca-cola”: “Hice todo lo contrario, quizás porque quería que las cosas acabaran mal, por ejemplo, conmigo en el hospital o en la cárcel o en ambos lados.”


Último cuento, “Huesera”: “Pero estoy cansada y me quiero tatuar: me rebelo porque quiero seguir viva, y si no te suelto, si no te dejo ir, la tristeza me va terminar matando.”


Muestra diversas situaciones de violencia en las que viven las mujeres, desde la migrante que busca una mejor vida y se monta a La Bestia, hasta la hija de narco que tiene que aprender el negocio. Es un libro que “despierta”. A ver si me explico, no te permite dormirte, no te permite distraerte, el ritmo de sus palabras es acelerado y exige que andes con sus personajes hasta el final de su aventura, que descubras si salieron vivas o no, del embrollo.


Estos cuentos exponen una realidad de las mujeres mexicanas que nos persigue desde hace años, las muertas, pero no solo muertas, asesinadas, mutiladas, arrojadas al baldío, al lado de la carretera, en la orilla de un río. Una realidad atroz. A muchos “críticos literarios” la exposición de estos temas los hastía y los horroriza, no aguantan. En lo personal, aplaudo que existan escritoras que no le temen a señalar una y otra vez esta realidad, que nos afecta tanto que se ha apoderado hasta de nuestras preocupaciones escriturales. Y es que la escritura es una manera de darle forma al caos, de dibujar un mapa para poder encontrar una salida.


A mí, la verdad, me conmueve la salida que se plantea en dos de los cuentos de “Perras…”. De la muerte no puedes escapar y si eres mujer o si expresas feminidad, en México corres más peligro; pero la autora inserta la fantasía: una mujer que se convierte en vampiro y logra vengarse de sus agresores (“La sonrisa”) o una mujer trans cuyo espíritu logra reunirse con sus amigas y camina alegre en medio de la noche (“Lentejuelas”). Bueno, por lo menos así.


El conjunto de cuentos que conforman “Perras de reserva”, son parte de una literatura escrita por autoras vivas que se sumerge en nuestras realidades como mujeres, que no le da la espalda al horror y que mantiene la esperanza de que si algo puede mantenernos vivas es la lealtad que nos tenemos.

Aquí toda feliz cuando Dahlia me firmó mi ejemplar de «Perras de reserva» en la FIL Guadalajara 2023

*De la Cerda, Dahlia. Perras de Reserva. 1a. ed., 7ma reimp. México: Sexto Piso, 2023.